El regreso a estudiar en una institución estadounidense ha sido cuestionado por millones de estudiantes internacionales.
El regreso a clases en Estados Unidos ha sido todo un tema para muchos estudiantes internacionales después de una directiva de la administración de Trump de que los estudiantes, cuyas clases se mudaron completamente en línea para el otoño, serían despojados de sus visas y se les exigiría que se fueran de los Estados Unidos.
Muchas universidades ven el movimiento como algo político: un intento de presionarlos para que reabran en lugar de organizar todas las clases en línea durante la pandemia. Para algunos estudiantes internacionales, la directiva plantea cuestiones frustrantes de logística e incertidumbre. Pero para otros, especialmente aquellos cuyos países de origen están involucrados en conflictos o tienen tecnologías de comunicación que son insuficientes para el aprendizaje en línea, la decisión tiene el potencial de cambiar sus vidas y alterar drásticamente su futuro.
El plan de la administración Trump de exigir clases presenciales para estudiantes internacionales afectaría a alrededor de un millón de estudiantes, según datos del Informe de Puertas Abiertas de 2019 sobre Intercambio Educativo Internacional. China envía la mayor cantidad de estudiantes, con alrededor de 370,000 matriculados en universidades estadounidenses en 2018-2019, seguida de India con un poco más de 200,000 estudiantes matriculados esos años.
A medida que la realidad que conocíamos se ha hundido, ha crecido la indignación de personas en todo el mundo que ahora se encuentran inhabilitados para regresar o permanecer en los Estados Unidos para su educación. Muchos están repensando si la opción de inscribirse en una institución estadounidense, a pesar de la experiencia y el prestigio, valió la pena.
Cientos de miles de estudiantes y sus seguidores han firmado peticiones que exigen que el gobierno reconsidere la decisión e insta a sus universidades a proteger a los estudiantes del extranjero.Algunas universidades están reevaluando sus políticas de reapertura de otoño en un intento de habilitar algunas clases en persona.
Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts han demandado a la administración de Trump en un tribunal federal para bloquear la directiva, argumentando que la política es política y alterará la educación superior en los Estados Unidos. Otras universidades han tratado de calmar los temores de los estudiantes; pero muchos siguen preocupados.
La directiva también ha causado confusión, ya que no está claro si algunas universidades incluso ofrecerán clases en persona o si las restricciones se aplican solo a la investigación a nivel de posgrado.
Para algunos estudiantes internacionales, Estados Unidos ha sido un paraíso, ofreciendo seguridad contra conflictos en sus países de origen y alivio de la infraestructura que no puede soportar el aprendizaje remoto. Pero esa sensación de seguridad ahora se ha volcado.
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