Un equipo de investigación de la Universidad de Toronto dice que ha identificado un tratamiento que podría ayudar a combatir una de las complicaciones más graves de COVID-19.
El tratamiento es una molécula llamada QHREDGS, que funciona para prevenir una "tormenta de citoquinas", una reacción inmune al virus potencialmente mortal.
Durante una tormenta de citocinas, provoca una disfunción en los vasos sanguíneos que pueden migrar al corazón, al hígado y causar un daño generalizado, incluida la insuficiencia cardíaca.
“Una tormenta de citocinas es cuando el sistema inmunitario de una persona se dispara desde todos los lugares para deshacerse del virus y, mientras lo hace, podría dañar el tejido y los órganos de la persona”, dijo la profesora Milica Radisic, una de las investigadoras de el Centro de Investigación y Aplicaciones en Tecnologías de Fluidos (CRAFT).
Los investigadores dicen que se sabe que ocurren tormentas de citocinas en algunos pacientes con COVID-19, así como con otras enfermedades.
Un gran desafío durante la pandemia ha sido tratar de entender por qué algunas personas que contraen COVID-19 experimentan tormentas de citoquinas, mientras que otras no.
Radisic y el co-investigador Rick Lu han estado utilizando la tecnología de "órgano en un chip" para estudiar el problema. Les permite descubrir cómo el virus afecta a diferentes tejidos humanos sin tener que trabajar con pacientes humanos.
“Hacemos tejidos en miniatura en este laboratorio y luego los llevamos a una instalación donde podemos infectar estos tejidos”, dijo Radisic. "[Luego] podemos averiguar qué tejidos se infectan, qué tejidos pueden afectar a otras células y cuáles son propensos a sufrir daños por la inflamación. [Para] el paciente con COVID-19 que sufre de respuestas inflamatorias, en realidad podemos reducir esa inflamación en su cuerpo y, por lo tanto, mejorar el resultado del paciente”.
Lu dijo que esta tecnología también se puede utilizar en otros estudios.
"Podríamos reutilizar nuestro sistema de 'órgano en un chip' no solo para estudiar la progresión de la enfermedad, sino también para estudiar la eficacia de los medicamentos de manera rápida".
Hasta ahora, en el estudio, los investigadores encontraron que la molécula mejoró las funciones vasculares y reparó algunos de los efectos nocivos de la COVID-19 y hay optimismo de que esto podría ser un paso para mantener a los futuros pacientes con COVID-19 fuera de las UCI.
“[Estas] moléculas que descubrimos, una vez que pasan las aprobaciones regulatorias apropiadas, podrían usarse en pacientes”, dijo Radisic.
El tratamiento aún está a dos o tres años de poder usarse en pacientes; pero los investigadores tienen la esperanza de que les permita estar más preparados si hay otra pandemia.
ARTÍCULO POR: MALEEHA SHEIKH
EDICIÓN Y TRADUCCIÓN POR: ELIANA GONZÁLEZ
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