Una helada profunda, que ha afectado al sur de Estados Unidos durante toda la semana, no mostró signos de ceder el jueves. Continúa devastando con temperaturas gélidas y nuevas tormentas de nieve que conspiran para infligir más dolor en una región ya paralizada por cortes de energía generalizados, suministros de agua contaminados y traicioneras calzadas resbaladizas.
A pesar de todo, la infraestructura pública ha demostrado ser desigual para el desafío del clima invernal extremo, dejando a millones de personas en peligro y al menos 47 muertos. El desequilibrio se ha manifestado de manera más dramática en Texas, donde los residentes se han apiñado durante días en hogares sin calefacción, mientras las tuberías estallan a su alrededor y los suministros de alimentos disminuyen.
Las luchas del estado llevaron a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a señalar el inicio de una investigación del Congreso sobre las causas de la interrupción prolongada. Mientras tanto, los funcionarios de Texas indicaron que el impacto podría haber sido mucho peor, aunque reconocieron que no estaban preparados para la severidad de la furia de la naturaleza. Funcionarios de Texas dijeron que el jueves se restableció la electricidad en unos 2 millones de hogares, dejando a poco más de 300.000 sin electricidad. Más de 13 millones de tejanos vivían bajo advertencias de hervir el agua.
Sin embargo, incluso cuando Texas comenzó a vislumbrar algo de alivio, la marcha de la última tormenta, la tercera de esta semana, extendió la destrucción una vez más en toda la región.
En Oklahoma, el tramo prolongado de frío extremo, junto con repetidos episodios de nieve y lluvia helada, llevó al gobernador a buscar ayuda federal para desastres, que el presidente Biden otorgó el jueves. En Carolina del Norte, el gobernador instó a los residentes a "limitar los viajes innecesarios y prepararse para cortes de energía", que habían llegado a más de 10.000 hogares hasta la tarde. Y en Louisiana y Mississippi, casi un cuarto de millón de hogares estaban sin electricidad, y los funcionarios admitieron que en una región más conocida por huracanes y tornados, el frío invernal los había tomado desprevenidos.
Con más de dos tercios de los estados cubiertos por nieve, el nivel más alto en al menos 16 años, el clima severo ha tenido consecuencias implacables.
ARTÍCULO VÍA WASHINGTON POST
FOTOGRAFÍA: CALLAGHAN O'HARE
EDICIÓN Y TRADUCCIÓN POR: ELIANA GONZÁLEZ
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