Empezamos en Canadá, país miembro de la mancomunidad y al que la Reina visitó en más de una veintena de ocasiones.
El Primer Ministro Justin Trudeau, quien compartió en múltiples reuniones con la Reina Isabel la recordó de esta manera:
Fue nuestra reina casi por la mitad de la existencia de Canadá y tenía un evidente y profundo amor y afecto por los canadienses. Nos sirvió a todos con fortaleza y sabiduría por 70 años mientras nos convertíamos en el país diverso, optimista, responsable, ambicioso y maravilloso que somos hoy. Como su doceavo primer ministro de Canadá me cuesta creer que mi último encuentro con ella sería el último. Voy a extrañar esas conversaciones. Ella era considerada, sabia, curiosa, útil, graciosa y mucho más. En un mundo complicado, su estabilidad, gracia y resolución nos confortó nos dio fuerzas a todos. Canadá está de luto, ella era una de mis personas favoritas en el mundo y la voy a extrañar.
A penas dos días antes de morir la Reina Isabel aceptó la renuncia de Boris Jhonson como Primer Ministro de Reino Unido, y cumpliendo con su mandato encargó a Liz Truss la conformación de una nuevo gobierno.
Estamos devastados por la noticia que acaba de llegar desde Balmoro, la muerte de su majestad la reina es un gran shock para la nación y para el mundo. La reina Isabel II fue la roca sobre la cual se construyó el reino unido moderno. Nuestro país creció y floreció bajo su reinado. Gran Bretaña es el gran país que es ahora gracias a ella.
La primera ministra también se refirió al nuevo Rey de Inglaterra y el apoyo que espera que el pueblo le brinde durante su reinado.
Hoy la corona cambia de cabeza, como lo ha hecho por miles de años, a un nuevo monarca, a un nuevo Jefe de Estado, su majestad el Rey Carlos III. Debemos unirnos como pueblo para apoyarlo, para ayudarlo con la gran responsabilidad que ahora debe asumir. Le ofrecemos lealtad y devoción, tal y como su madre mostró devoción para tantas personas por tantos tiempo. Con la partida de Isabel II entramos en una nueva era de nuestro magnífico país, tal y como su majestad habría querido, diciendo las palabras: larga vida al rey.
Comments