Con sus cuatro hijos caminando en silencio detrás del coche fúnebre, el ataúd de roble cubierto con una bandera de la reina Isabel II hizo el solemne viaje el lunes por una calle llena de gente en la capital escocesa hasta una catedral para un servicio de acción de gracias por su reinado de 70 años.
El rey Carlos III, vestido con uniforme del ejército, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo caminaban detrás mientras el coche fúnebre viajaba a la catedral de St. Giles, flanqueado por un grupo de portadores del Regimiento Real de Escocia y un destacamento de la Guardia del Cuerpo del Rey en Escocia, la Compañía Real de Arqueros.
El ataúd permanecerá en la catedral hasta el martes para que el público pueda presentar sus respetos.
Las autoridades británicas prevén filas interminables de gente esperando para acceder a la capilla ardiente de la reina Isabel II a partir del próximo miércoles, que obligarán "posiblemente" a tener que trasnochar para acceder al interior de Westminster Hall.
El Ministerio de Cultura alertó en una nota difundida hoy de que quienes quieran dar su último adiós a la soberana deberán soportar colas "muy largas" que implicarán una espera de pie de "muchas horas", con "muy pocas oportunidades de sentarse", y que requerirá "posiblemente pasar la noche".
La reina yacerá en un catafalco en Westminster Hall, el edificio más antiguo de la sede del Parlamento, durante 24 horas al día desde las 17.00 hora local (16.00 GMT) del miércoles 14 hasta las 06.30 (05.30 GMT) del lunes 19, día del funeral de Estado.
El Gobierno prevé asimismo retrasos en el transporte público y cortes de calle en el área, en pleno centro de Londres, por lo que pide a quienes quieran acudir que planeen bien su visita.
Se instalarán controles de seguridad como los de los aeropuertos y las restricciones también limitarán a un solo bolso pequeño (40cm x 30cm x 20cm) las pertenencias que se permiten en el interior.
Las estrictas reglas, además, impedirán guardar sitio a otras personas o hacer cola en nombre de otros, ya que se repartirán unas pulseras en la fila que deberá llevar todo aquel que desee entrar en Westminster Hall.
Por todo ello, Londres aconseja a los visitantes llevar ropa adecuada para las condiciones meteorológicas, traer comida y bebida suficiente, usar cargadores para móviles y tener por si acaso la "medicación esencial" para quien lo necesite.
No se podrá entrar en Westminster Hall con ropa con mensajes políticos u ofensivos, ni tampoco se podrán introducir en la capilla ardiente flores u otros tributos en homenaje como velas o fotos.
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