El partido socialista y candidato presidencial de Perú, Pedro Castillo, han aplaudido su probable victoria en las reñidas elecciones del país andino, a pesar de la promesa de su rival de derecha, Keiko Fujimori, de seguir luchando hasta que se cuente el último voto.
La competencia polarizada, un momento de encrucijada para la nación rica en minerales, parece inclinar a Perú drásticamente hacia la izquierda, lo que ha sacudido al ámbito político, a los mercados y a los mineros en el segundo país productor de cobre metálico rojo a nivel mundial.
Castillo, un ex maestro, está a la cabeza de las elecciones con el 50,14% de los votos, con el 99,935% de los votos contados, disminuyendo las probabilidades de Fujimori, quien ha alegado fraude.
"La gente ya eligió su camino", dijo Castillo a cientos de sus seguidores la noche del sábado en Lima y pidió a las autoridades que concluyan el conteo lo antes posible. "No más polarización en el país. Dejémoslo a las autoridades para que de una vez por todas estas cosas no se prolonguen más y se respete la voluntad popular".
Miles de partidarios peruanos tanto de Castillo como de Fujimori marcharon en Lima el sábado mientras la ansiedad por el minucioso recuento de votos sigue aumentando.
La brecha entre los dos candidatos es de menos de 0,3 puntos porcentuales, o unos 49.420 votos. Fujimori, heredera de una poderosa familia política e hija del ex presidente Alberto Fujimori, que se encuentra en prisión por abusos a los derechos humanos y corrupción, ha insistido en denuncias de fraude y ha buscado sin éxito anular hasta 200.000 votos.
"Soy una persona que nunca se rinde", dijo Fujimori, de 46 años, a cientos de simpatizantes mientras encabezaba una protesta el sábado en el centro de Lima, muchos de sus partidarios sostenían la bandera peruana roja y blanca.
El partido de Castillo ha rechazado las acusaciones de fraude y los observadores internacionales del proceso en Lima han manifestado que las elecciones se han realizado de manera transparente.
Castillo, de 51 años, ya recibió felicitaciones de algunos líderes latinoamericanos de izquierda, lo que provocó protestas oficiales del actual gobierno interino de Perú, que pidió a todos que esperen hasta que el organismo electoral anuncie formalmente el resultado.
El nuevo presidente de Perú deberá asumir el cargo el 28 de julio, enfrentando el desafío de llevar al país más allá del brote per cápita de COVID-19 más letal del mundo, sanar a una nación dividida y revivir una economía en medio del creciente nivel de pobreza.
ARTÍCULO POR: MARCO AQUINO FOTOGRAFÍA: SEBASTIAN CASTAÑEDA EDICIÓN Y TRADUCCIÓN POR: ELIANA GONZÁLEZ MÁS INFORMACIÓN SOBRE LATINOAMÉRICA
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