Más de un millón de personas salieron a la calle ayer jueves en Francia en una jornada de huelga contra el proyecto de retrasar la edad de jubilación a 64 años del presidente Emmanuel Macron, quien se juega su crédito político.
De Marsella a Nantes, pasando por París, una marea de personas manifestaron contra una reforma que consideran injusta, pero que el gobierno defiende como la única manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.
“¡Nos están tomando el pelo! No saben lo que es trabajar hasta los 64 años en estas condiciones y bien podrían encontrar el dinero en otra parte, sobre todo gravando el capital”, aseguró Manon Marc, animadora escolar, en París.
Aunque el ministerio del Interior cifró en 1.12 millones el número de manifestantes, muy por debajo de los “más de dos millones” anunciado por el sindicato CGT, se superó el objetivo de un millón de los organizadores.
La primera ministra, Élisabeth Borne, destacó el “buen” desarrollo de las protestas, pero no dio muestras de dar marcha atrás: “Sigamos debatiendo y convenciendo”, tuiteó.
La reforma es una de las medidas clave que el mandatario centrista, de 45 años, prometió durante la campaña de su reelección en abril, tras un primer proyecto en 2020 que abandonó por la llegada de la pandemia.
“Es una reforma sobre todo justa y responsable”, que fue “democráticamente presentada y validada”, defendió Macron desde Barcelona, donde participó en una cumbre hispano francesa.
Aunque su intención era retrasarla de los 62 a los 65 años, acercándose al resto de países europeos, su primera ministra planteó 64, pero adelantando a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una pensión completa.
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