Sociedad Canadiense del Cáncer y la Fundación para Infartos Cardiacos encargaron una encuesta que reveló que casi una cuarta parte de las personas encuestadas se están saltando dosis, cortando sus píldoras en dos o dejando de rellenar sus recetas porque es demasiado caro.
Debido a esto, las personas con enfermedades crónicas pueden terminar en salas de emergencia abarrotadas, según la encuesta.
La encuesta también encontró que algunas personas no sienten que tienen suficiente cobertura, mientras que más de una de cada cuatro dice que ha tenido que recortar sus compras de comestibles, pagar el alquiler, la hipoteca o las facturas, o endeudarse para pagar sus recetas.
“Tener que pagar medicamentos recetados que salvan vidas, además de todos los demás costos de bolsillo que conlleva un diagnóstico de cáncer, supone una carga para las personas que muchas no pueden afrontar”, afirmó Andrea Seale, directora ejecutiva de la Sociedad Canadiense del Cáncer.
Los grupos explican que la cobertura universal ahorraría al tenso sistema nacional de salud un promedio de 1.488 dólares por paciente cada año, al evitar viajes inesperados a un hospital.
El Nuevo Partido Demócrata federal y los liberales tienen un acuerdo de suministro y confianza, y parte de ese acuerdo depende de la introducción de una legislación sobre cobertura farmacéutica. Las dos partes han estado negociando durante algún tiempo, y el líder del NDP, Jagmeet Singh, ha dejado quedado claro que si Ottawa no promulga la legislación para el primero de marzo, el acuerdo de gobernanza se acabará.
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