El Pentágono y el Comando Europeo de Estados Unidos dicen que dos aviones rusos Su-27 arrojaron combustible sobre el avión no tripulado MQ-9, que cumplía una misión de vigilancia ordinaria sobre el Mar Negro, en espacio aéreo internacional. Dicen que los aviones rusos volaron alrededor y enfrente del dron varias veces por unos 30 o 40 minutos y que uno de los aviones “golpeó la hélice del MQ-9, llevando a las fuerzas estadounidenses a derribar al MQ-9 sobre aguas internacionales”.
El general de la Fuerza Aérea, James Hecker, comandante de las fuerzas aéreas de Estados Unidos en Europa y África, indicó que las acciones del avión ruso “casi provocaron que las dos aeronaves se estrellaran”. El vocero del Pentágono, brigadier general Pat Ryder, afirmó que la colisión probablemente también dañó al avión ruso, pero que el avión pudo aterrizar.
El Pentágono señaló que el dron estaba “bien alejado” de todo territorio ucraniano, pero no dio más detalles. Un funcionario estadounidense, que pidió no ser identificado, dijo que operaba al oeste de Crimea, sobre el Mar Negro.
El Ministerio de Defensa de Rusia dice que el dron estaba volando cerca de la frontera rusa, que entró en un territorio vedado por las autoridades rusas, y que los aviones rusos salieron inmediatamente a interceptarlo. Alega que “como resultado de una abrupta maniobra, el dron estadounidense entró en un vuelo incontrolable con una pérdida de altitud y chocó con un cuerpo de agua”.
Rusia ha declarado amplias zonas de Crimea como prohibidas para sobrevuelos. Desde que se anexó esa península ucraniana en 2014 y mucho antes de invadir Ucrania en 2022, Moscú sostiene que aviones espía estadounidenses vuelan demasiado cerca de sus fronteras e ignoran los avisos rusos.
La colisión provocó un incidente diplomático entre Rusia y Estados Unidos.
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