El premier de Ontario, Doug Ford, defendió el viernes el empleo de al menos 900 trabajadores extranjeros para construir una nueva planta de baterías para vehículos eléctricos en Windsor (Ont). Posición que difiere mucho a la del líder de su partido, Pierre Poilievre.
NextStar Energy, una empresa conjunta de LG y Stellantis, confirmó el jueves que hasta 900 técnicos procedentes principalmente de Corea del Sur vendrán a Ontario para "ensamblar, instalar y probar" los equipos necesarios para fabricar las baterías. Según NextStar, el trabajo durará entre tres y 18 meses.
En una rueda de prensa en Mississauga, el premier apoyó la medida basándose en la experiencia de esos trabajadores para instalar la planta y dejarla en funcionamiento:
El tono empleado por el Premier fue muy diferente al de su Ministro de Trabajo, que hace sólo unos días parecía escandalizado y echaba la culpa del uso de trabajadores extranjeros y no canadienses al Gobierno federal. Pero sobre todo difiriere de la posición del líder del partido conservador Pierre Poilievre, quien hace a penas dos días se refirió al tema con estas palabras:
A principios de esta semana, tanto el Ministro de Trabajo, David Piccini, como el Ministro de Desarrollo Económico, Vic Fedeli, hicieron pública una carta en la que afirmaban estar "extremadamente preocupados" por el uso de trabajadores internacionales vinculados al proyecto.
Hoy el jefe de los Sindicatos de la Construcción de Canadá calificó la medida como una "bofetada en la cara" y un "insulto a los contribuyentes canadienses".
"Traer a unos 900 trabajadores surcoreanos para encargarse de la instalación de este equipo no sólo es un insulto a los contribuyentes canadienses que financiaron este proyecto en el entendimiento de que los puestos de trabajo irían a parar a canadienses, sino que es una bofetada a nuestros trabajadores y contratistas, incluidos los de Windsor, que son los gremios más cualificados del mundo", declaró Sean Strickland, director ejecutivo de Canada's Building Trades Unions.
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