Por Vilma Filici:
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Encontrar y entender la información proporcionada por el Departamento de Inmigración en la página web, o la entregada por amigos, puede impedir que una persona inicie un trámite aun cuando tenga un buen caso.
Hace algún tiempo me encontré por casualidad con un joven que estaba vendiendo servicios de internet a domicilio. Comenzamos a conversar y me contó que era un estudiante internacional, que había terminado sus estudios en negocios internacionales en una de las universidades de Toronto, y que ahora estaba trabajando con su permiso de trabajo de estudiante post graduado.
Como es el caso con los estudiantes internacionales, al finalizar sus estudios tienen el derecho de trabajar uno año si su curso de estudios fue de un año de duración, y tres años si su curso de estudios fue de dos años o más.
Por supuesto, el estudiante debe asegurarse de que ha estudiado en una institución que recibe fondos públicos y que está autorizada para otorgar diplomas, licenciaturas, etc. Si el estudiante cumple con estos requisitos, después de trabajar por un año puede iniciar un trámite para la residencia permanente bajo el programa de Experiencia Canadiense.
Para poder iniciar ese trámite, el estudiante tiene que asegurarse de que el año trabajado después de graduarse cae en una de las ocupaciones requeridas para el programa. La ley dice que debe haber trabajado por un año en una ocupación que cae bajo TEERs 0, 1, 2 o 3 del NOC (National Occupational Classification).
La pregunta obligada es ¿Qué ocupaciones caen bajo estos TEERs? Para facilitar el entendimiento, “0” es para todas las ocupaciones de gerencia, “1” es para todas las profesiones que generalmente requieren estudios post secundarios, y “2” y “3” son para todo lo que sea mano de obra especializada, ocupaciones técnicas y tecnológicas, y algunos servicios.
Ahora bien, cuando conocí a este joven, él me dijo que estaba muy preocupado porque el único trabajo que había podido conseguir era el que estaba desarrollando en ese momento. Y su trabajo como vendedor de servicios de internet era TEER 4, el cual no está dentro de los códigos para poder hacer el trámite de residencia bajo el Canadian Experience Class. Le pedí que me visitara en mi oficina para que pudiéramos hacer una evaluación de su caso y para planear de qué manera podríamos ayudarlo a obtener su residencia permanente.
El joven estaba hablando con la compañía con la cual trabajaba acerca de conseguir un ascenso laboral para poder obtener un año de experiencia en una ocupación calificada, y si no lo lograba buscaría otro empleo.
Cuando vino a la oficina lo primero que noté en su ficha fue su edad. Hasta el momento de ver su fecha de nacimiento asumí que tendría unos 22 años, pero en realidad el joven tenía 33 años de edad, había terminado una licenciatura en su país de origen y había estudiado una segunda licenciatura en Canadá. Automáticamente le pregunté si tenía experiencia de trabajo en el país de origen y su respuesta fue que sí. Había trabajado en su país en una ocupación “1” durante tres años. Su ocupación era ingeniero en sistemas.
Nos sentamos ante el computador e hicimos una evaluación de su caso usando la experiencia adquirida en su país de origen, con el grato resultado de que tenía suficiente puntaje bajo el programa de trabajadores calificados y un puntaje superior al mínimo anunciado por el gobierno en los últimos años para el Express Entry. Cuando terminé la evaluación me di vuelta y le informé que no debía seguirse preocupando de conseguir otro trabajo o una promoción en su trabajo actual, ya que calificaba como trabajador calificado y podía iniciar su trámite de residencia de inmediato. Lo envié a hacer su examen de inglés y la acreditación de sus credenciales educativas del país de origen para poder colocar su perfil en el Express Entry.
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Al Joven le tomó un poco de tiempo y repetición por mi parte para creer que sí calificaba. Me dijo que había estado ante otros profesionales y que le habían dicho que para calificar para la residencia tenía que cambiar de trabajo. Me contó que tenía amigos en la misma situación de él, quienes tuvieron que conseguir otros trabajos para poder calificar, y me explicó que algunos no lo habían logrado y que se regresaron a su país de origen.
La moraleja de esta historia es que si bien uno se traza un plan para poder obtener la residencia permanente (en este caso fue el venir a estudiar y luego trabajar para obtener la residencia bajo el Canadian Experience Class, uno no se debe limitar por el plan inicial. Hay que recordar que hay muchas categorías diferentes de inmigración para la obtención de la residencia permanente en Canadá y que la clave está en encontrar la categoría correcta para la persona.
El caso de este joven no es aislado, he visto muchas personas que descartan por completo la experiencia de trabajo en su país de origen pensando sólo en la experiencia obtenida en Canadá. Hay que tener en cuenta que cada programa tiene sus propios requisitos y que el único programa que requiere experiencia canadiense es el Canadian Experience Class.
Para el programa de trabajadores calificados, como en el caso de este joven, el requisito mínimo es que “en los últimos diez años, antes de la fecha en que hagan su solicitud de residencia permanente, haya acumulado, por un periodo continuo de un año a tiempo completo (30 horas) o el equivalente en tiempo parcial, experiencia de trabajo en la ocupación principal”. En ningún momento se pide experiencia de trabajo en Canadá para este programa, de otro modo las personas que se encuentran fuera de Canadá nunca podrían calificar.
Estas creencias falsas a veces interfieren con la posibilidad de iniciar un trámite, aunque la persona tenga, como en el caso de este joven, un caso excelente para obtener la residencia permanente.
Hay otras creencias falsas que también afectan a las personas en sus decisiones, como por ejemplo que el hombre debe ser el solicitante principal. La verdad es que en estos casos debemos ver quién de los dos en la pareja tiene mayor puntaje para iniciar un trámite. A veces en la pareja hay uno que es más joven, tiene más estudios, más experiencia de trabajo y mejor conocimiento de uno o los dos idiomas oficiales de Canadá, y no importa el género de esa persona o el papel que desarrolle en la pareja.
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La mejor práctica cuando se está haciendo una evaluación sobre si una persona puede iniciar un trámite o no, es tener una consulta con una persona que esté especializada en el tema de inmigración y pueda ver la situación desde todos las perspectivas legales y personales.
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