En mayo, los guionistas estadounidenses empiezan una huelga, a la que se suman a mediados de julio los actores, para pedir una mejor remuneración y una regulación del uso de la inteligencia artificial (IA).
Esta protesta inédita en Hollywood desde 1960 termina en septiembre en el caso de los guionistas, que consiguen un acuerdo salarial y protecciones frente al uso de la IA.
Los actores, preocupados por si los estudios recurren a esta tecnología para clonar su voz y su imagen para reutilizarlas a perpetuidad sin compensación ni consentimiento, retoman los rodajes en noviembre.
Además de las mejoras salariales, la huelga permite introducir nuevas restricciones en el uso de la IA.
La producción de películas y series estadounidenses quedó paralizada durante casi seis meses por la protesta, que costó al menos 6.000 millones de dólares a la economía del país.
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