El 18 junio el sumergible de la compañía OceanGate, llamado Titán, desapareció en aguas internacionales del Atlántico Norte, con cinco personas a bordo que se dirigían a una expedición para ver los restos del Titanic.
Tras perder el contacto con la nave nodriza y no volver a emerger se inició una búsqueda contra el tiempo del sumergible, pues se había calculado que si el aparato estaba intacto los ocupantes tenían las horas de suministro de oxígeno contadas.
Tras casi 80 horas de búsqueda finalmente los escombros fueron hallados el 22 de Junio cerca del área del hundimiento del Titanic.
Así lo confirmó la Guardia Costera de los Estados Unidos quienes además indicaron la causa de la tragedia:
Al final las investigaciones concluyeron que el sumergible implosionó el mismo día que se sumergió, poco después de iniciar el descenso. Incluyo otros barcos y sonares captaron el sonido de la implosión cuando ocurrió. Esto levantó de inmediato cuestionamientos hacia la empresa OceanGate y la seguridad de su sumergible. La empresa no había certificado el Titán y ya otros expertos habían advertido del peligro de la nave a altas profundidades.
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